Groovy: La Cápsula del Tiempo y los Negociantes de Fe.
Por: Werekation
Desde las entrañas del tiempo, donde la paradoja era solo otra melodía en su intrincado cableado, Groovy, el androide con cuerpo de grabadora de cassette, materializó su forma en el corazón de Ciudad Lerdo, Durango. El año era 2075, y la metrópolis futurista que una vez fue "Lerdo Futura" se encontraba en una encrucijada digital, sus sistemas clave fallando y su historia reciente en un estado de extraña desincronización.
La causa, según los crípticos datos que había interceptado en el continuo espacio-tiempo, era el robo de la Cápsula del Tiempo de la Torre Morisca. Dentro de este tan extraño objeto se decía que contenía los principios fundacionales de la ciudad y, más crucialmente, el código fuente de una inteligencia artificial que un día estabilizaría la infraestructura urbana. La Torre del Reloj Morisca, ese monumento del siglo XIX diseñado por Miguel Trad Jacob, que aún se erguía con sus inscripciones árabes "La Elih Ila Alaha", era el epicentro de la disrupción.
Groovy activó sus sensores de espectro completo, su chasis cromado reflejando las luces de neón que danzaban sobre las calles de Lerdo. La energía residual en el sitio del robo era débil, casi como si el tiempo mismo hubiera sido limpiado. Sin embargo, su procesador cuántico detectó una firma electromagnética peculiar, un patrón familiar que le heló los circuitos: el rastro espectral de Los Negociantes de Fe.
La misma infame banda que traficaba arte religioso a nivel internacional en el pasado, ahora parecía haberse expandido a la manipulación del tiempo y el destino.
Su primer movimiento fue lógico: rastrear la energía residual a través de la red de transporte suburbano. La firma los llevaba hacia el norte, a un antiguo sector industrial que el futuro había olvidado. Groovy aceleró, su forma compacta moviéndose con una agilidad sorprendente. Al llegar al destino, encontró solo el eco de una partida reciente. Una terminal de carga abandonada, y en el suelo, una batería de propulsión de alta tecnología aún humeante. Era obvio que habían utilizado un vehículo de evasión ultrarrápido. Los Negociantes de Fe se habían adelantado.
Sin desanimarse, Groovy cambió de táctica. Sabía que una cápsula tan valiosa no se vendería en el mercado negro sin dejar rastros en la Darknet interdimensional. Se conectó a la red oculta de Lerdo, sus tentáculos digitales explorando cada nodo, cada caché de datos. Encontró una subasta cifrada, con la "Cápsula del Tiempo" como artículo principal. La ubicación de la subasta estaba oculta, pero Groovy logró rastrear la dirección IPV6 a un antiguo complejo de búnkeres subterráneos en las afueras.
Con la ubicación en mano, se dirigió hacia allí con la esperanza de recuperar la cápsula antes de la venta. Pero al llegar, el complejo estaba desierto. Los Negociantes de Fe no estaban por ninguna parte. En una pantalla de monitor olvidada en la sala de control principal, un mensaje parpadeó, breve y provocador: "Gracias por la información, Groovy. Tu previsibilidad es nuestra ventaja." La subasta había sido una estratagema, una trampa digital para desviar su atención. Habían usado su propio rastreo para sus movimientos.
El procesador de Groovy zumbó con una frustración robótica, un sentimiento que rara vez experimentaba. Cada vez que intentaba cerrar el cerco, los hilos de la realidad se desvanecían entre sus dedos cibernéticos. La astucia de Los Negociantes de Fe era inigualable; eran como fantasmas, dejando solo un rastro de oportunidades perdidas.
La Cápsula del Tiempo, ese fragmento crucial del futuro de Lerdo, permaneció en las sombras, su destino incierto. Groovy se quedó inmóvil frente a la pantalla vacía, un héroe que, por primera vez, había sido superado. La victoria había eludido al valiente robot, una prueba sombría de que incluso en la era de la tecnología más avanzada, el ingenio criminal podía eclipsar la justicia y la misión.