"El Trineo Saboteado y el Robot de Cassettes: La Aventura de Groovy en el Polo Norte"
Por Werekation
En el taller secreto del Polo Norte, Santa Claus y sus elfos trabajaban frenéticamente en los preparativos para la gran noche. Entre destellos de luces navideñas y olor a galletas recién horneadas, todo parecía estar en orden… hasta que un súbito chisporroteo proveniente del trineo rompió la armonía.
—¡Santa! —gritó el jefe de los elfos, sujetando una herramienta y con el ceño fruncido—. ¡El trineo ha dejado de funcionar! ¡Justo cuando estábamos a punto de hacer las pruebas finales!
Santa Claus se acercó al trineo, que emitía un leve zumbido, y trató de encenderlo una vez más, pero los controles parecían muertos. Con el tiempo en contra y la Navidad en riesgo, Santa se quedó pensativo, frotándose la barba.
Entonces, un elfo bajito, que siempre tenía ideas un poco locas, dio un paso adelante y sugirió:
—Conozco a alguien que podría ayudar. Es un robot genial que me ayudó con mis cintas viejas el verano pasado. Su nombre es Groovy, y tiene un cuerpo de cassettera que usa para arreglar todo tipo de cosas electrónicas y mecánicas.
Santa levantó una ceja, intrigado, pero confiaba en sus elfos y decidió darle una oportunidad al peculiar amigo de su ayudante. Así, llamaron a Groovy, quien llegó poco después al taller del Polo Norte con su singular cuerpo de cassettera, cargando varios botones y cables de colores.
—¡Ho-ho-ho! —exclamó Santa al verlo—. Así que tú eres Groovy, el famoso robot reparador.
Groovy se inclinó con un rechinar de engranajes y respondió con su voz metálica y un toque de funky en su tono:
—¡Correcto, Santa! ¿Qué parece ser el problema?
—Es el trineo. —Santa suspiró—. Ha dejado de funcionar, y no puedo transportarme rápidamente entre las casas de todo el mundo sin él.
Groovy analizó el trineo, conectándose a los circuitos y componentes mecánicos. Detectó una energía extraña, como un residuo alienígena, que interfería con el sistema de navegación y propulsión del trineo.
—Esto no es un simple fallo eléctrico —dijo Groovy, ajustando su frecuencia interna—. Hay una señal electromagnética que no debería estar aquí. ¡Es un sabotaje!
—¿Sabotaje? —dijo Santa, sorprendido.
—Exacto. Me temo que algunos alienígenas han intentado arruinar la Navidad.
Los elfos intercambiaron miradas de alarma, pero Groovy los tranquilizó al instante.
—No se preocupen, amigos. Voy a necesitar de sus destrezas y herramientas. ¡Trabajemos juntos y lo arreglaremos!
Con rapidez, los elfos ayudaron a Groovy a desmontar los paneles del trineo, mientras él conectaba su sistema de cassettera a la consola central del trineo. Insertó una cinta especial, llena de sonidos sintéticos y algoritmos reparadores, y con una mezcla de ritmo y código, logró detectar la frecuencia alienígena y aislarla. Empezaron a trabajar en una especie de "cortocircuito rítmico" que neutralizaría la energía extraña, devolviendo el trineo a su estado original.
Con cada ajuste, los elfos y Groovy se volvieron un equipo perfecto, y pronto el trineo estaba reluciente y listo para despegar. Santa sonrió ampliamente.
—¡Ho-ho-ho! ¡Groovy, has salvado la Navidad!
Groovy, con modestia pero orgulloso, solo respondió:
—Es un honor, Santa. ¡Nada arruina el ritmo de la Navidad mientras yo esté cerca!
Esa noche, Santa despegó sin contratiempos y repartió regalos por todo el mundo, mientras los elfos, emocionados, vitoreaban el nombre de Groovy, el héroe robot con alma de cassettera.
Y así, gracias a la ayuda de Groovy y sus amigos, la Navidad llegó una vez más para todos.