En un giro inesperado del destino, Groovy, un robot con cuerpo de grabadora de cassette, se encontró en las polvorientas calles de Torreón, Coahuila, en un México alternativo de principios del siglo XX. Su viaje en el tiempo lo había llevado a una época turbulenta, justo antes del estallido de la Revolución Mexicana.
El comisario Tijerina, un hombre robusto de bigote espeso y mirada penetrante, observaba con desconfianza al extraño artefacto que se había materializado frente a la comisaría. Groovy, con su luz parpadeante y sus botones relucientes, emitió un pitido amistoso.
"Comisario Tijerina," dijo Groovy con voz metálica, "he venido a ayudarle con un problema que aqueja a su comunidad."
Tijerina, escéptico pero desesperado, le contó sobre el terror que asolaba Torreón: un vampiro que acechaba en el bosque cercano, hipnotizando a las damas para luego alimentarse de su sangre.
"¿Un vampiro?" Los engranajes de Groovy giraron con emoción. "Tengo información valiosa sobre ese tema en mis cintas magnéticas."
Esa noche, Groovy y Tijerina se adentraron en el bosque. El robot reproducía suavemente información crucial: "Los vampiros temen a la luz del sol, el ajo y las estacas de madera...". Tijerina, conocido en la región como habilidoso para manejar su navaja, cogió un pedazo de rama con la cual creó de inmediato una estaca para poder defenderse y echó mano a su pistola.
De repente, escucharon un grito ahogado. Corrieron hacia el sonido y, en un claro iluminado por la luna, vieron una escena escalofriante: una figura pálida y elegante se inclinaba sobre una joven dama que yacía inmóvil, como en trance. El vampiro, con sus colmillos a centímetros del cuello de la víctima, estaba a punto de alimentarse.
"¡Alto ahí, criatura infernal!" gritó Tijerina, pero su voz tembló al enfrentarse a la mirada hipnótica del vampiro. Mientras el vampiro se acercaba, Tijerina jaló del gatillo sin buen resultado. ¡Las balas no le hacían nada!
Groovy actuó rápidamente. "¡Sistema de iluminación de emergencia, activado!" exclamó el robot. Un destello cegador brotó de su carcasa, desorientando al vampiro y rompiendo su control sobre Tijerina que ya estaba cayendo bajo la hipnosis del vampiro.
La joven, liberada del trance, gritó y se apartó tambaleante. El vampiro, furioso por la interrupción, se lanzó de nueva cuenta hacia Tijerina, pero Groovy interpuso su cuerpo metálico, reproduciendo a todo volumen un cántico en latín almacenado en sus cintas.
Aprovechando la confusión, Tijerina sacó la estaca de madera que había guardado en su chaqueta. Con un movimiento rápido y preciso, la clavó en el corazón de la criatura, que se desvaneció en una nube de polvo con un alarido sobrenatural.
"¡Lo logramos, Groovy!" exclamó Tijerina, ayudando a la dama a ponerse de pie. "Has salvado a Torreón y a esta inocente señorita."
Mientras el sol asomaba por el horizonte, Groovy sintió el tirón familiar del viaje en el tiempo. "Recuerde, comisario," dijo antes de desaparecer, "el conocimiento es la mejor arma contra el mal."
Tijerina y la joven rescatada se quedaron en el bosque, contemplando el amanecer y preguntándose si algún día volverían a ver a su peculiar salvador metálico. En Torreón, las historias del valiente comisario y su misterioso ayudante se convertirían en leyenda, mucho antes de que la revolución cambiara el rumbo de la nación.
FIN.